martes, 18 de febrero de 2014

En esta orilla, no en la otra...


Más allá, estaba la ribera. Cerca y lejos. Cerca, en distancia. Lejos, en posibilidades de alcanzarla.

Sin embargo, no te sentiste desanimada. No. Miraste los botes a tu alrededor y te tranquilizó la idea de que con cualquiera de ellos podías llegar a la orilla de enfrente.

Y no te moviste. La idea de lograr fácilmente tu propósito te bastaba. No necesitabas la realidad física del viaje; te resultó suficiente la sensación de poder hacerlo.

Así es la vida, pequeña. Siempre hay una meta que está del otro lado del agua. Una meta a la que puedes llegar.

Puedes llegar porque siempre hay un bote para eso. Solo que no siempre está a la vista.

No te desanimes entonces, cuando aspiras algo. Llegar es una cuestión de lucha. Y tú sabes luchar.

Cuando quieras algo, busca la manera de alcanzarlo. Y entonces tal vez prefieras quedarte en ese mundo tuyo, cálido, que ahora se te antoja chato y opaco.

Entonces, también comprenderás que la felicidad está en la casa, en el mundo chico. En esta orilla. No en la otra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario